Tras la irrupción del 'gin craze', el consumo de cerveza bajó considerablemente y las tabernas convencionales comenzaron a transformarse en "Gin shops", convirtiéndose rápidamente en lugares sociales donde la gente se reunía y tomaba sus copas de ginebra.
Todo ello vino acompañado de las buenas cosechas de maíz que se estaban produciendo. Eran años de bonanza en los que los agricultores podían ofrecer trabajo bien pagado a los recolectores y estos a la vez podían gastar más dinero en su nuevo vicio: beber ginebra. Los tiempos de prosperidad llevaron a miles de muchachas a trasladarse hasta Londres en busca de un trabajo y marido. La mayoría de ellas acabaron sirviendo copas en las gin shops. Pero la masificación hizo que no hubiese trabajo para todas y las menos afortunadas acabaron ejerciendo la prostitución.
Cada vez había más alcohólicos y prostitutas por las calles londinenses y los actos de vandalismo aumentaban día a día. El que tenía dinero se lo gastaba en ginebra y el que no lo tenía robaba e incluso mataba para conseguir unos chelines.
Para frenar toda esta locura por culpa del consumo descontrolado, el Parlamento Británico aprobó hasta 8 leyes entre los años 1729 y 1751, éstas fueron conocidas como 'Gin Act". Fue subiendo los impuestos y restringiendo los lugares de consumo y las destilerías. Aprobó leyes específicas que impedían a las mujeres consumir ginebra, ya que culpaban a este licor de ser el causante de infinidad de muertes y enfermedades entre la población.
En 1748, el final de la Guerra de Sucesión Austriaca devolvió al Reino Unido a 79.000 soldados y marineros que debían incorporarse entre la población civil. La mayoría de estos no encontraron fácilmente empleo, por lo que los crímenes y el alcoholismo por parte de los veteranos se multiplicaron, hecho que alarmó a las autoridades en busca de soluciones rápidas y efectivas.
Desde el gobierno se acusaba a las mujeres de haber dejado morir a cerca de 84.000 niños por culpa del consumo de ginebra. También las acusaban como responsables de la infección del sífilis de miles de británicos. No se tuvo en cuenta que, en la mayoría de los casos, los portadores de esta enfermedad venérea eran los hombres, los cuales infectaban a las mujeres con las que se acostaban. A pesar de solo dedicarse un 20% de mujeres, a la venta (cada vez más ilegal) de ginebra, el número de las que eran encarceladas quintuplicaba el de los hombres. Las autoridades creían que el consumo masivo de ginebra estaba propiciado por un extraño círculo vicioso: las mujeres se prostituían para poder pagarse las copas de ginebra y los clientes de las prostitutas robaban para poder acostarse con ellas.
Hasta 1771, los impuestos que gravaban la ginebra habían aumentado en un 1200%, lo que encareció el producto una barbaridad y el consumo se redujo drásticamente.
El fin al gin craze se produjo y las autoridades británicas pudieron respirar tranquilas.
Por Alfred López
LAS CULPABLES SIEMPRE SON LAS MUJERES………………….