sábado, 25 de julio de 2009

Aquella maravillosa adolescencia!

Había una vez un sapo embalsamado, no pude con mi genio y lo hurté del museo que funcionaba en el sótano. Se lo coloqué en la cuevita del banco a María Inés Pirola, que se sentaba delante de mí, en la hora de clase de la Sra. de Peri. Puso su mano para rescatar su cartuchera, y oh Sorpresa!, cuando lo tocó con sus manitas…

Por supuesto yo, muda, sentada y calladita ante el grito desaforado de mi querida y amada compañera, desde aquel lejano primer año B

¡ Te fuiste muy pronto!... Y éste es mi más caro homenaje a quien quise muchísimo,  y respeté por su humildad e inteligencia. Era lo máximo!

 Escribe Chachy  (5to. “B”)

 Gracias Chachy por tu anécdota, y el resto nos adherimos al humilde homenaje a María Inés, a quién todas queríamos un montón!

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