lunes, 24 de mayo de 2010

Un recuerdo emocionado

Marzo del 1949, esquina de las calles Villarino y Brown. Hermoso edificio donde funcionaba la Escuela Normal mixta. Primer día de clases y un grupo de niños, los más pequeños que de la mano de sus padres comenzaban la escuela primaria. Los recibía la puerta de hermosa madera y vidrios biselados  y la imponente escalera de mármol blanco.

La escuela primaria funcionaba en planta baja y la secundaria en el primer piso .Las aulas, espaciosas con grandes puertas y ventanales rodeaban un gran salón, donde se reunían los alumnos antes de entrar a clases.

Este aniversario de egresadas de 1960, me lleva a recordar mi tránsito por la escuela, tránsito de buenos y algunos tristes recuerdos, pero de los lindos recuerdos,  es aquel de los compañeros que comenzábamos primer grado. Seis de ellos recorrimos los años de primaria y secundaria juntos, ellos son: Marta Gaggio, Nora Girgenti, María Inés Pirola, Delia Comisso, Eva Klas y la que escribe. Delia que desde primer grado nos recitaba El ratoncito, Marta que venía siempre acompañada por su hermano Luis, mellizo y compañero nuestro, María Inés que con sus expresión dulce y sonriente era muy querida por todos sus compañeros, y Eva que en las clases de gimnasia hacía lo contrario a las indicaciones de la profesora en las técnicas de carrera. Siete años juntas, un curso de ingreso para entrar a primer año y cinco años de escuela secundaria. Uno de los momentos triste de esos 5 años, fue cuando crearon una nueva división, y algunas compañeras fueron separadas de la división B, a la que retornaron en cuarto año cuando nos volvieron a fusionar. Muchos días y muchas horas compartidas.

 La etapa de la escuela secundaria nos encontró en un momento de un mundo convulsionado, que nos llevaban a discusiones e intercambios de ideas en los recreos y a veces durante las clases con la colaboración de algunos profesores. Los debates de la enseñanza laica o libre.. Era la época en que las teorías comunistas hacían furor. Eran épocas donde los jóvenes querían cambiar el mundo.  Pero junto a esas actitudes un tanto adultas, estaban las adolescentes viviendo las fiestas de los quince años y los asaltos en las casas, en aquel tiempo no íbamos al boliche.

 Los balcones del primer piso, siempre soleados, eran las escapadas para ver al muchachito que nos gustaba parado  en la vereda de enfrente, hasta que llegaba la celadora y nos hacía cerrar la ventana.

 Muchos profesores marcaron nuestra formación, como futuros ciudadanos y como maestros, desde María del Carmen Sánchez Rego ,con su acento español, que nos hacía leer a Ramón Jiménez en Platero y Yo, hasta las clases de Higiene con Tagliabue.

 Las chicas del B, éramos bastante unidas, sobre todo para hacer alguna travesura. Recuerdo  la prueba de Química en quinto año.

En las clases de música, mientras esperábamos al profesor, Capeletti se sentaba al piano y todas bailábamos en ese inmenso salón de actos, al compás de algunas piezas musicales de moda en el momento.

Cuando terminamos después   de habernos despedido con lágrimas en los ojos, seguimos distintos caminos, algunas profundizaron su formación en la docencia, otras se dedicaron a la hermosa tarea de enseñar a niños y otras siguieron diversas carreras. Algunas de esas carreras las alejaron de la ciudad, a otras ciudades del país, o al extranjero.

 Volver a encontrarnos luego de cincuenta años,  ya  mujeres adultas con una historia de vida, donde las chicas alegres y llenas de expectativas quedaron a los lejos y en el tiempo, hace  renacer emociones que quizás se tienen olvidadas, unidas a la nostalgia del recuerdo de las que no están entre nosotras.

Vilma Viazzi  5to “B”

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Free counter and web stats