
Como tantos aspirantes, también yo me acerqué tímida, a los trece años, a rendir el examen de ingreso... Y frecuenté la escuela durante seis felices años (con nuevo plan de estudios) para obtener el título de Maestra Bachiller.
Y en 1957, convocada por la Directora Haydée Bermejo Hurtado, comencé a dictar clases en 4º C y 4º D, por la tarde. Fue una experiencia muy rica y placentera: en la escuela se vivía un clima de cordialidad y respeto, propicio al trabajo educativo. Eran cursos de alrededor de 25 alumnos, con abrumadora mayoría femenina (en Bahía no había tradición de maestros varones). Haydée había conseguido que la Escuela Normal pasara a depender de la Universidad Nacional del Sur, en lugar del Ministerio de Educación Nacional, lo que permitía una mayor agilidad en las tramitaciones y por consiguiente mayor libertad para las nuevas propuestas. Por esos tiempos hubo cursos muy favorecidos, porque tuvieron la suerte de tener Profesores de la Universidad que dictaron algunas asignaturas de su especialidad, como el Profesor Héctor Ciocchini. Y si la memoria no me falla, el prestigioso Rector Vicente Fatone, también dictó Filosofía en las queridas aulas del Normal.
No había amonestaciones, porque no se necesitaban. La disciplina, más bien autodisciplina, se lograba con el diálogo y la confianza mutua. Era típico que en los recreos las chicas se cruzaban a la esquina de la panadería a comprar las facturas fresquitas y volvían raudas para estar en el aula cuando sonara la campana o timbre.
Creo que de la Escuela Normal han egresado mujeres y hombres de bien. Aunque no hayan ejercido como maestros, han ocupado un lugar caracterizado en la sociedad, y está demostrado - así lo hace la promoción 1960 - que mantienen con la escuela y sus compañeros/as un lazo afectivo muy fuerte y perdurable. Saludo a todo el grupo y les deseo de aquí en adelante una vida venturosa
Hevel Nora del Río
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